¿Cuántas veces has dicho “hay que disfrutar de las pequeñas cosas de la vida” y luego te encontrabas destinando gran parte de tus horas al trabajo? ¿Cuántas veces has aconsejado a otros diciendo “nada es permanente” mientras tú dejabas los asuntos pendientes para días o meses siguientes? Sólo cuando la muerte llega a nuestra puerta recordándonos que no somos seres infinitos es que realmente apreciamos el sentido de estas frases que pocas veces aplicamos. Nada te enseña más de la belleza de la vida que la muerte… Nada te ayuda a comprender más la importancia y fugacidad de la vida que este inevitable destino mortal. Es que como asegura el Dr. Seuss “A veces no conoces el verdadero valor de un momento hasta que se convierte en recuerdo”.

El amor, los vínculos afectivos y las historias compartidas son los grandes regalos de la vida pero no conocemos de su importancia hasta que perdemos a un ser querido. Es la muerte la que nos enseña a apreciar profundamente estos recuerdos porque sabemos que no importa cuánto amemos o cuidemos a ese amigo o familiar… él o ella no estará con nosotros para siempre. En una sociedad marcada por el éxito económico, la posición laboral y los valores materiales, el proceso de duelo viene a recordarnos que nada de ello tiene importancia cuando perdemos a un ser amado. Por eso en este artículo queremos ahondar en el profundo camino de crecimiento personal que desandamos luego de la pérdida de un ser querido reflexionando sobre cuatro inevitables lecciones que la muerte nos brinda sobre la vida.

¿CÓMO LA MUERTE NOS ENSEÑA A VIVIR EN PLENITUD?

Lo más importante de la vida no son las cosas sino las personas que comparten nuestra historia, amor y recuerdos.

En una sociedad constantemente apresurada por los tiempos que marca el reloj y las obligaciones laborales y/o domésticas, la vida suele pasar desapercibida… Como dice la célebre frase, solemos vivir como si nunca fuéramos a morir pero morimos como si nunca hubiésemos vivido.  Es que no queremos pensar en la muerte, mucho menos deseamos hablar de ella por lo que solemos dar por sentado que siempre viviremos con nuestros seres queridos. Los días se pasan incansablemente uno tras otro perdiendo noción de aquellas pequeñas cosas que le brindan felicidad a nuestra vida pero ¿qué sucede cuando la muerte llega a nuestra familia? La pérdida de un ser querido deja un enorme vacío que ninguna otra persona puede llenar… sentimos desolación, temor y un dolor abrumador que nos quita las fuerzas que hasta entonces nos permitían seguir afrontando las adversidades de la vida. No sólo sueles desprenderte temporalmente del mundo debido al intenso dolor que sientes sino que inevitablemente comienzas a pensar sobre el significado de tu vida, del camino hasta ahora recorrido y de los errores y aciertos que has cometido. Inclusive ponemos en duda el sistema de creencias, valores y principios que hasta entonces nos guiaba así como también las prioridades que hasta hace unos días parecían inalterables. 

Entonces es como si esta muerte invadiera cada parte de nuestro cuerpo llevando su profunda angustia a donde quiera que vayamos. Nos adentramos en un viaje largo, a veces oscuro… a veces desolador. Sin embargo, poco a poco notamos cómo ese inmenso vacío se llena con el amor, la gratiud y la curación. La muerte se convierte entonces en nuestro gran maestro… nos enseña a abrazar momentos, a no dejarnos vencer por el miedo, a saber perdonar a los demás y a nosotros mismos, a conocer que el amor nada ni nadie puede quitarlo. Nos enseña nada más ni nada menos sobre nosotros mismos, sobre nuestro propósito de vida y sobre la gratitud. Nos enseña a no dar nada por sentado. Ni siquiera un solo día de tu vida.  Es que la muerte puede llegar sin advertencias ni oportunidades de despedidas recordándonos que nuestros cuerpos son simplemente vehículos para nuestras almas que viven eternamente. A continuación compartimos contigo cuatro lecciones que nos enseña la muerte sobre la vida.

 

  • LECCIÓN 1: CONSTRUYES UN NUEVO SIGNIFICADO DE VIDA.
    La muerte abre un camino para la exploración de la propia mortalidad. Como dijo alguna vez Steve Jobs: “Recordar que vas a morir es la mejor forma que conozco de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay razón para no seguir tu corazón”. La pérdida de un ser querido tiene las semillas de la transformación y el fortalecimiento iniciando el proceso de expansión de la conciencia ya que desafía tus propias concepciones sobre la vida y su significado. Es que esta crisis vital nos permite ahondar en nuestras más profundas convicciones, valores y prioridades convirtiéndonos en seres más auténticos… en la más amplia expresión de nosotros mismos sin temores ni complejos.
    ¿Has pensado alguna vez cuál es el sentido de tu vida?  o ¿Cuáles son los sueños que has dejado en el olvido? La muerte desmorona nuestra vida tal como la habíamos planeado obligándonos a realizar una profunda introspección interior en donde revisar nuestras propias metas y sueños… cuáles hemos logrado, cuáles hemos abandonado y cuáles hemos concebido ahora en función de nuestras experiencias, creencias y preferencias. Recuerda que cada día es una oportunidad para crear la vida que realmente deseas porque depende de nosotros mismos lograrlo. Algunos desean ayudar a los demás a través de organizaciones benéficas, otros fortalecen sus relaciones familiares, otros buscan un nuevo sentido religioso a su vida… las metas pueden variar pero la fuerza impulsora sigue siendo la misma: dejar de lado la mera posesión material para centrarse en la autorrealización espiritual. En este video el Dr. Viktor Frankl, Psiquiatra y Fundador de la Logoterapia, nos invita a reflexionar sobre el sentido de la vida.
  • LECCIÓN 2: APRECIAS LOS PEQUEÑOS DETALLES DE CADA DÍA.
    Quejarse de las cosas pequeñas no es una buena manera de vivir una vida en plenitud. Cuando alguien muere, te das cuenta de que la vida no es permanente y que nada dura para siempre… La pérdida de un ser querido nos obliga a replantearnos cómo hemos vivido nuestra vida hasta ahora.
    La vida es preciosa pero frágil. Sin embargo, no solemos tomar conciencia de ello entonces concebimos muchas situaciones por sentado. Suponemos que nuestra pareja vendrá a casa a cenar, suponemos que mañana habrá tiempo para llamar por teléfono a nuestros padres, etc. El enfrentamiento con la muerte de un ser querido nos hace más conscientes sobre nuestro sentido de la fragilidad de la vida. Es en estos momentos emocionalmente tan exigentes que descubrimos que nuestros mayores tesoros eran sinceros momentos compartidos con los demás. Nos anima a realmente disfrutar de los pequeños placeres en lugar de sólo dedicar nuestro tiempo a las obligaciones y preocupaciones… El éxito material de nada vale cuando perdemos a un ser querido. Aprendes que el amor es la única moneda preciada en la vida. Está bien dar un paso atrás para centrarte en las partes más conmovedores de tu vida… aquellas que te hacen sentir vivo y presente, alejado de los ruidos y las distracciones.¿Cuántas veces te has lamentado por no haber podido disfrutar más tiempo con ese familiar o amigo que ya no está? Detén la vorágine cotidiana para disfrutar de las pequeñas cosas. Es que la muerte no debe ser el final de tu vida sino el comienzo de una nueva vida… un camino con mayor sabiduría y gratitud. Pasa tiempo de calidad con tus seres queridos. Piensa hace cuánto que no disfrutas de un paseo al aire libre sin estar pendiente de tu celular o hace cuánto no llegas a horario para sentarte tranquilamente a disfrutar de una cena en familia.

 

  • LECCIÓN 3: APRENDES A CREAR UN NUEVO VÍNCULO BASADO EN EL DESAPEGO.
    Cuando muere un ser querido, solemos pensar que nuestra vida se detiene con la de él o ella. Sin embargo, las emociones intensas te recuerdan que aún estás vivo… mientras el dolor se vuelve menos intenso, el amor nunca lo hace. El apego patológico es una vinculación afectiva con otra persona u objeto con la creencia de que sin él o ella la vida pierde sentido… se concibe a este vínculo como el único capaz de brindar seguridad o placer por lo que se muestran incapaces de renunciar a él. En este sentido, integrar esta pérdida en nuestra vida implica cultivar el desapego hacia las relaciones para que podamos concebir al mundo que nos rodea como temporal y fugaz. Sosteniendo con fuerza a una persona creyendo que nos pertenece nos volvemos muy vulnerables frente al dolor, la desesperación y la depresión que produce la pérdida de un ser querido… No importa cuánta fuerza hagas por tenerlo a tu lado, todos algún día moriremos.
    La muerte nos enseña a aceptar la transitoriedad que tenemos en este mundo… a aprender a soltar y dejar fluir. No se trata de egoísmo ni de falta de interés… el desapego no implica que rompamos el vínculo afectivo con este ser querido sino que disfrutamos de su amor en cada cosa que hacemos y en cada relación que construimos porque reconocemos que este vínculo no se limita sólo a su presencia física sino que adquiere una transformación radical. Se trata de poder decir “a pesar del dolor de tu ausencia voy a seguir adelante”. Es que todavía se encuentra con nosotros pero de un modo diferente… a través de un vínculo trascendental que se basa en los recuerdos y el amor. Nadie dice que es fácil pero te aseguro que experimentarás una cálida sensación de paz y plenitud porque no importa la distancia física que haya entre ustedes… a pesar de que ya no puedes disfrutar de su presencia física, todavía lo puedes amar tanto como siempre. Te invito a que te tomes unos minutos para escuchar este maravilloso relato de Jorge Bucay que nos habla de la importancia de aprender a dejar ir.
    • LECCIÓN 4: OBSERVAS CADA DÍA CON UNA MIRADA DE GRATITUD.
      Luego de la muerte de un ser querido, el apoyo y acompañamiento que sientes de quienes están al lado tuyo te enseña sobre el poder del amor, del perdón y de la gratitud. La muerte nos recuerda que la vida es preciosa y frágil por lo que aprendes a centrarte en lo positivo brindándole el valor que se merece a las personas y experiencias que tienes. Es que este enfrentamiento con la pérdida hace que cada experiencia sea milagrosa mientras que lo que solíamos concebir como “pequeños detalles” ahora se convierten en “grandes cosas”. Por lo tanto, tener una vida de gratitud es esencial para vivir en plenitud encontrando el lado positivo de cada situación ¿Cuántas cosas maravillosas tienes para estar agradecido? Poder agradecer por compartir nuestra vida con el ser querido que ha partido nos permite encontrar un modo de enfrentar este mar de dolor en lugar de concentrarnos únicamente en el vacío creado por la pérdida.
      Es que la muerte nos enseña lo que significa estar vivo aprendiendo a apreciar lo que tenemos, los amigos que están a nuestro lado y la familia que cada día nos contiene.

DUELO TIP:
Te propongo que cada mañana antes de comenzar tu día escribas en un cuaderno tres cosas por las cuales te sientas agradecido ¿El abrazo de un familiar? ¿La llamada telefónica de un amigo? ¿El sol que se ha asomado a tu ventana? Luego puedes volver a leerlo a la noche antes de irte a dormir. Esto te ayudará a disminuir la sensación de culpa, el arrepentimiento e ira que suele surgir tras la pérdida de un ser querido. Además comienzas a valorar lo que tienes y lo que brindas mostrando mayor bondad y empatía en tus encuentros ¿Sabes por qué? Porque disfrutas de las relaciones con tus amigos y familiares como nunca antes lo habías hecho compartiendo tu felicidad, amor o temores con ellos.

 

La ausencia de quienes amamos inevitablemente transforma nuestro mundo tal como lo conocíamos hasta ahora mientras que cada paso que damos en el proceso de duelo se convierte en un camino de crecimiento personal. Es que la muerte de un ser querido nos deja un dolor abrumador que nos obliga a adentrarnos en un viaje emocionalmente exigente en donde afrontaremos profundas lecciones de vida escondidas tras la desolación y la tristeza. 

 

¿Qué otras enseñanzas has aprendido luego de la muerte de tu ser querido? Coméntanos.

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