Piedad Bonnett es una escritora colombiana reconocida internacionalmente por su prestigioso trabajo literario. “Lo que no tiene nombre” es su última obra en la que reflexiona sobre la muerte de su hijo Daniel quien decidió quitarse la vida luego de 10 años de padecer esquizofrenia. ManejodelDuelo.com tuvo la oportunidad de realizarle una extensa entrevista en la que Piedad nos habla sobre esta dolorosa pérdida.

EL DOLOR POR EL SUICIDIO DE UN HIJO

El duelo de esta pérdida no fue fácil. El nombre del libro manifiesta su mirada sobre el dolor que ha producido su partida.

Piedad Bonnett asegura que eligió este título por “lo absurdo de perder a un hijo ya que es lo que nunca esperas y a lo que más temes”. Esta era la primera experiencia de muerte que atravesaba Piedad en su familia. Cuando Daniel tenía tan sólo 18 años le descubrieron esquizofrenia por lo que Piedad convirtió a su hijo en «el amor de su vida”.

Desde entonces comenzó a hacer un duelo de 10 años en el que vio “cómo un muchacho de tanto talento, respetuoso y en absoluto agresivo, sufría esa latencia y peligro de las crisis” que su enfermedad producía. En este sentido, Piedad Bonnett destaca que en su libro se reflexionan sobre los dos procesos de duelo que ella tuvo que atravesar como madre. Por un lado, la enfermedad mental de Daniel que, a pesar de que padecía esquizofrenia, mantenía “contacto completo con la realidad, siempre trabajó y estudió”. Inclusive Daniel era artista plástico por lo que estaba realizando una maestría en la Universidad de Columbia en Nueva York al momento de quitarse la vida. Se trató de un duelo que afectó a toda la familia ya que implicaba “una despedida paulatina de la normalidad de uno de sus miembros”.

Por otro lado, Piedad analiza el doloroso suicidio de su hijo que implicaba un duelo absolutamente distinto, marcado por los prejuicios y las preguntas sin respuesta. La familia de Daniel sabía que el suicidio era una posibilidad no sólo porque ya había tenido un intento anterior sino porque la enfermedad mental que padecía se había vuelto para él una realidad dolorosa. Sin embargo, ella tenía la esperanza de que, entre sus tratamientos médicos y su proyecto de vida, Daniel no escogiera esa opción. Se trató de un golpe muy duro para toda la familia que, a pesar de todo, no logró que Piedad se derrumbara porque “fue una opción que él escogió o, en el peor de los casos, algo que él hizo en un momento donde su cabeza estaba comprometida”.

La elaboración del libro “Lo que no tiene nombre” le brindó una gran herramienta curativa que le permitió volver a experimentar esos sentimientos reflexionando sobre ellos a través de la rememoración de escenas muy concretas de este proceso. Para hablar sobre esta profunda tristeza sentía que las palabras no bastaban. En este sentido, la escritura del libro sobre la muerte de su hijo le permitió comprender dos cosas. Por un lado, que “el dolor de una pérdida se siente en todo el cuerpo. Sentía que me faltaba la respiración, me dolía el estómago, etc.”. Por otro lado, aprendió que “el cerebro cuando se separa ligeramente de ese dolor permite que haya una sensación de reposo”. Por lo tanto, si bien el llanto era usual, Piedad asegura que la razonabilidad que le implicaba la escritura respecto a qué escribía y cómo lo hacía le permitía salir de la profundidad de esta desolación producida por la “materialización de la ausencia” de Daniel.

EL DUELO DE UNA MADRE A TRAVÉS DE LA ESCRITURA

Esta historia se convirtió en uno de los libros más vendidos en Colombia durante el 2013.

Como aclara Piedad en la entrevista, “Lo que no tiene nombre” no se trató de una catarsis ni menos aún de un homenaje a Daniel sino que se trataba de una decisión literaria que intentaba mostrar que “la vida tiene un sentido trágico muy grande y a veces un enorme sin sentido”. Por supuesto que este recorrido literario no fue fácil. Piedad tuvo que tomar múltiples decisiones en un momento de terrible dolor y shock considerando en todo momento qué decía y por qué lo decía evitando así herir la sensibilidad de su familia. Para Piedad esta escritura fue una forma de muleta que la ayudó a “sobrellevar la pena y a preguntarse y comprender algunas cosas”.

Al regresar de Nueva York, luego de ir en búsqueda del cuerpo de su hijo, Piedad describe el regreso a la casa como un momento de gran desolación encontrándose con “una soledad llena de huellas: con la ropa que había dejado, sus objetos, su biblioteca”. Escapando de este dolor abrumador que había implicado la muerte de su hijo, Piedad y su marido emprendieron un viaje a Italia intentando hacer “un duelo silencioso y acompañado de la belleza del paisaje y las ciudades italianas”. Como en cada viaje, llevó sus libretas para anotar y algunos libros para leer. En esta ocasión, eran escritos vinculados a la muerte. Sin embargo, hubo uno de ellos que llamó especialmente su atención: “El Dios Salvaje”, una obra que reflexiona sobre la historia del suicidio a través de los tiempos.

En esos ratos de lectura “rememoraba la vida de Daniel y sobre todo me pregunta por las circunstancias de ese único tiempo en la vida en el que yo no lo vi que fue cuando él decidió irse a vivir a Nueva York”. A través de esta lectura, Piedad intentaba recrear los momentos que lo pudieron haber llevado al suicidio haciéndose múltiples preguntas que le permitieron comprender que “había una especie de destino trágico” contra el cual no podían hacer nada. Este proceso de lectura y comprensión no era sino el comienzo de un libro que le permitiría a Piedad relatar cómo la vida a veces nos enfrenta a finales profundamente dolorosos e inesperados.

DESINFORMACIÓN Y PREVENCIÓN

La desinformación y el prejuicio son dos enemigos claves a la hora de prevenir el suicidio.

Y Piedad también tuvo que lidiar con ambos. Sin embargo, ella asegura que la mayor estigmatización social se da en torno a la enfermedad mental. En este sentido, Piedad asegura que “la primera persona que tuvo que vencer el prejuicio fui yo porque Daniel hizo de eso un secreto muy importante y para mi develar esa verdad era como traicionarlo”. Este prejuicio fue para ella mucho más fuerte y doloroso que el del propio suicidio de Daniel hasta tal punto que cuando decidió escribir el libro tuvo la tentación de no incluir en él la palabra esquizofrenia por considerarla “una palabra condenatoria y discriminatoria que simplifica un problema que es distinto en cada ser humano”. Sin embargo, la estigmatización no es la única batalla que emprende un padre que tiene un hijo que padece una enfermedad mental. También debe enfrentar los profundos problemas de desinformación que hay al respecto. En este sentido, Piedad asegura que “hay que hacer grandes campañas de prevención del suicidio” para que tanto padres como maestros y médicos sepan cómo tratar estos casos.

Cada día Piedad responde al menos 5 mensajes de padres desesperados que no saben qué hacer ante la enfermedad de su hijo o madres desconsoladas luego de que su hijo decidiera quitarse la vida. Sin embargo, Piedad asegura que sólo se siente capacitada para dar consejos a las madres de enfermos mentales ya que considera que en la sociedad actual “hay incomprensión, desinformación y mayores prejuicios” sobre esta enfermedad. Respecto a las madres que han sufrido el suicidio de su hijo, les envía palabras de contención en las que sobre todo remarca “el respeto de la decisión y de la tranquilidad que debe darles que ellos no podían con el dolor que tenían” por lo que “el suicidio es un acto de amor tremendo para no seguir viendo sufrir a los que están alrededor”. Por supuesto que Piedad asegura que el suicidio nunca es la opción deseable pero aún así se trata de una decisión que la familia debe saber respetar.

Las últimas palabras de Piedad sobre Daniel son las que brindan aún mayor paz: “Lo importante fue la vida que tuvo porque en medio de su dolor hubo mucha plenitud, amor, cuidado y momentos de felicidad”. Este es el mejor recuerdo que puede quedarle a una madre que ha perdido a su hijo.

 

El equipo de ManejodelDuelo.com agradece de corazón la generosidad de la renombrada escritora Piedad Bonnett al concedernos una extensa y emotiva entrevista para compartir con nuestra comunidad de dolientes.

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7 Comments

  1. MARISELA HERNANDEZ 6 de marzo de 2016 at 20:00 - Reply

    GRACIAS POR COMPARTIR TENGO UNA AMIGA QUE SU HIJA LE DIAGNOSTICARON ESQUIZOFRENIA, DEBIDO AL USO DE DROGAS, SON DE ESCASOS RECURSOS, Y EN SI CREO QUE NO HAY MUCHA INFORMACIÓN O COMO PUEDE APOYAR A ESAS PERSONAS Y SU FAMILIA, A TRATADO DE QUITARSE LA VIDA.

  2. Miguel 29 de mayo de 2015 at 12:59 - Reply

    Supongo que la frase “el suicidio es un acto de amor tremendo para no seguir viendo sufrir a los que están alrededor” es una frase de la autora del libro, yo estoy completamente en desacuerdo con esa deduccion.

    • Florencia 1 de junio de 2015 at 05:39 - Reply

      Hola querido Miguel. Comprendemos y respetamos tu mirada. La frase es de la autora del libro por eso está colocada entre comillas. Se refiere al dolor insoportable que siente el suicida y que lo lleva a tomar esta decisión para que su familia no lo siga viendo sufrir. Aún así resalta que el suicidio nunca es la opción deseable. Un fuerte abrazo

  3. Dulce María 2 de noviembre de 2014 at 21:55 - Reply

    Quisiera mas información del suicidio de la pareja con quien se ha pasado gran cantidad de años. Me parece que es el mas difícil de superar.

    • Florencia 3 de noviembre de 2014 at 07:58 - Reply

      Hola Dulce. En este link te envío información sobre el duelo por suicidio de la pareja. Un gran cariño.

  4. Cleopatra 27 de octubre de 2014 at 20:08 - Reply

    Mi respeto para la escritora y que buena forma de expresar el sufrimiento.

    • Florencia 28 de octubre de 2014 at 11:24 - Reply

      Hola Cleopatra. Sin dudas es un libro realmente interesante para comprender más sobre el proceso de duelo desde la propia experiencia personal de la autora. Cariños

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