En el transcurso de la vida el ser humano experimenta diferentes tipos de pérdidas que no se limitan solamente a la muerte de un ser querido sino que incluyen la pérdida de la salud, la ruptura amorosa, la inmigración y el despido de un empleo. Cada una de estas pérdidas conlleva un proceso de duelo en el que la persona deberá no sólo aceptar esta nueva realidad sino reacomodarse a ella de una manera saludable. A continuación te informaremos sobre los principales tipos de pérdidas que sufre el ser humano y cómo se caracterizan cada uno de estos duelos.
DUELO POR MUERTE DE UN SER QUERIDO
Cuando una persona pierde a un ser querido atraviesa el proceso de duelo como una respuesta natural frente a esta muerte.
Tras la muerte de un ser querido, ya sea por una larga enfermedad o por una muerte repentina, el doliente comenzará a desandar un camino de duelo para poco a poco construir un nuevo mundo en donde ya no se encuentra su ser querido. Comenzará con una etapa de shock hasta finalmente llegar a un acuerdo con esta pérdida en donde es posible reubicar sus energías en nuevos proyectos. Durante las primeras semanas, te sentirás incrédulo ante esta terrible noticia pero luego este sentimiento se irá sustituyendo por otras emociones como la ira, la negación, la incertidumbre, etc. hasta finalmente aceptar la pérdida. Nos sumerge en una gran introspección interior en donde también podemos encontrar manifestaciones físicas, emocionales y psicológicas como problemas de concentración, ansiedad, tristeza, falta de apetito, dificultades para dormir, cansancio, culpa, aislamiento social, entre otras expresiones.
En este tipo de pérdida se incluye también los casos en los que un paciente se enfrenta al diagnóstico de una enfermedad terminal que lo lleva a elaborar y aceptar su propia muerte. En situaciones como estas, los familiares así como el paciente comenzarán a elaborar un proceso de duelo anticipado que los ayudará a aceptar en pequeñas dosis la posibilidad de esta pérdida, permitiendo no sólo el cierre saludable de esta relación sino también la aceptación de cambios en el contexto familiar, social y económico.
Se trata de un período en el que el doliente deberá aceptar esta pérdida reacomodando su vida a una nueva realidad en la que ya no estará el familiar. Uno de los aspectos principales que debe considerarse a la hora del concebir al duelo por la muerte de un ser querido es que cada duelo es único y personal como así también será la forma de expresarlo. Sin embargo, hay factores que influyen en la intensidad y duración del duelo como, por ejemplo, las circunstancias de la muerte, el tipo de relación que tenía con la persona fallecida, la personalidad e historia de vida del doliente, la contención social y familiar, la posibilidad ver el cuerpo antes de su despedida, entre otros.
Es muy importante permitirse expresar estos sentimientos para sanar este dolor ya que al principio puede parecer fácil y hasta útil distanciarse de esta pena pero no debemos evitarla. Es primordial resolver estos sentimientos para así no producir enfermedades físicas o emocionales que nos dañen. La muerte de un ser querido es siempre difícil pero con paciencia y esfuerzo se podrá canalizar estas energías empleadas en el difunto hacia un nuevo presente y futuro.
DUELO POR PERDIDA DE LAS CAPACIDADES FISICAS Y/O PSICOLOGICAS
En estos casos, el proceso de duelo se desencadenará debido a la pérdida de la salud física y/o psicológica del paciente ya sea por discapacidad referida a una o varias partes del cuerpo (sensoriales y motoras) así como a aquellas enfermedades que deterioran progresivamente las capacidades intelectuales y cognitivas del paciente. Será un duelo que desarrollará tanto quien padece esta discapacidad como los familiares que lo acompañan ya que implica la pérdida de proyectos, sueños y autoestima así como de un estilo de vida que ya no volverá a ser el mismo.
Junto con la llegada de esta noticia, la familia puede sufrir una descompensación de su equilibrio tanto en sus vínculos con el mundo exterior como también en su propio funcionamiento interno. Este duelo permitirá a la familia desandar un camino de adaptación y aceptación de esta discapacidad hasta finalmente reconocerla e incluirla dentro de la dinámica familiar y social.
DUELO POR PÉRDIDA DE EMPLEO
El trabajo brinda a las personas no sólo un salario sino también seguridad, identidad y sentido de pertenencia.
El empleo es un espacio en donde se cultiva, desarrolla y disfruta de un estilo de vida. Cuando se produce la pérdida del empleo, la confianza en sí mismo así como la percepción de sus capacidades personales y profesionales se ve desbastada por una decisión que lo coloca frente a una nueva realidad.
En la actualidad hay dos fases principales de la pérdida de empleo. Por un lado, el pre-aviso que consiste en la notificación de que será despedido. Este período puede prolongarse de unas semanas a varios meses. Luego, se produce la pérdida real del empleo finalizando una forma de vida junto con la seguridad que ésta proporcionaba. Esta pérdida da lugar a un proceso de duelo que se caracterizará por múltiples síntomas. Por un lado, los padres que han sido despedidos muestran una dificultad para hacerse responsables de su rol de padres ya que suelen tener miedo de que sus hijos lo vean como una persona fracasada por lo que se vulnera su figura de autoridad en la familia.
En este sentido, podrán haber no sólo dificultades para adaptarse a los nuevos roles y tareas familiares sino que podrían crecer los conflictos entre sus miembros debido a esta incertidumbre económica que cuestiona el futuro inmediato de la familia. El estrés se vuelve en protagonista generando, en algunas ocasiones, con consecuencias en la salud y las emociones del doliente. Por otro lado, se suelen olvidar los buenos recuerdos en la empresa para dar lugar a los sentimientos negativos hacia el empleador y su puesto laboral.
Si bien cada duelo será distinto, podemos mencionar algunos factores que determinarán la gravedad de esta pérdida así como también su efecto en la vida personal y profesional del doliente. Si bien perder el trabajo resulta una noticia devastadora sin importar la edad del empleado, las personas mayores suelen atravesar un proceso de duelo mucho más intenso debido a sus limitadas posibilidades en el mercado laboral actual. Por otro lado, será un factor determinante el tiempo que la persona haya permanecido en la empresa y los sentimientos que él tenía sobre ella. Si la persona amaba su trabajo seguro será un duelo más profundo que la persona que esté soñando con cambiar con su perfil laboral. Otro factor que tendrá gran influencia será el rol económico que cumplía esta persona en su familia y los problemas de salud que éste padecía con anterioridad al despido.
Al igual que en otros tipos de pérdidas, este duelo se caracterizará en principio por ingresar en estado de shock e incredulidad para luego sustituirlo por el enojo y la ira contra quienes hayan tomado esta determinación o bien culpándose a sí mismo por no haber hecho lo suficiente para conservar este puesto laboral. Finalmente, se negocia con esta nueva realidad comprendiendo la realidad de esta pérdida y aceptándolo como un hecho de la vida.
DUELO MIGRATORIO
La migración ha contribuido no sólo a riqueza cultural de los países sino que también ha dado lugar la pérdida de identidad cultural de las personas que emigran.
La migración es el proceso de irse de un país, región o lugar de residencia para establecerse en otro. Cuando una persona decide alejarse de su país de residencia se produce la pérdida de normas culturales, costumbres religiosas y sistemas de apoyo social que conllevan la adaptación hacia una nueva cultura que redefine su identidad. Esta pérdida de la estructura cultural genera en los inmigrantes una reacción de aflicción vinculada a la pérdida de los vínculos familiares y las redes de apoyo. Se trata de una consecuencia natural de la inmigración en la que se expresan sentimientos de culpa por abandonar su cultura y temor a perder los recuerdos de su pasado en el país de residencia.
Esta inmigración conlleva un duelo parcial ya que no se ha perdido a toda la familia, todas las costumbres y todos los amigos sino que se ha dado una distancia física entre ellos. Además no es una pérdida definitiva por lo que cada oportunidad de regreso y reencuentro con su país de origen da lugar al reinicio de los sentimientos vinculados a este duelo. En este sentido, el duelo migratorio se caracteriza por tener varios tipos de pérdidas integradas en él. Por un lado, se pierde el vínculo con la lengua materna que es uno de los principales vínculos que un ser humano establece con su grupo familiar. También se produce un duelo por la pérdida del estatus social ya que los proyectos de un futuro promisorio en otro país se ven opacados por una realidad distinta que los coloca en una situación social y económica muchas veces inferior a la que estaban en su país de origen. Esto es acompañado por una separación de la familia y los amigos que lleva al inmigrante a reforzar este vínculo a pesar de la distancias ya que muchas veces no encuentra en su nuevo país de residencia un espacio de contención social y familiar que ayude a mitigar la ausencia de sus seres queridos. Por último, se produce la pérdida de la tierra que representa la historia de sus antepasados generando, en muchas ocasiones, pensamientos idealizados o erróneos sobre ella.
Como todo proceso de duelo, esta pérdida de su estructura social, familiar y cultural implicará un proceso de adaptación en el que surgirán sentimientos de negación y resistencia a aceptar costumbres diferentes a las de su país de origen hasta rabia y regresión hacia su nuevo entorno. Finalmente, aunque no es posible en todos los casos, se producirá una adaptación a este nuevo lugar en donde logran encontrar un espacio propicio en donde desarrollarse profesional y socialmente.
DUELO POR SEPARACIÓN O DIVORCIO
El duelo por separación se produce luego de una ruptura amorosa y es considerado uno de los eventos más estresantes en la vida de una persona.
Este duelo requiere al menos de dos años para reconquistar el equilibrio permitiéndonos recuperar nuestra vida en un nuevo contexto sentimental. Un divorcio puede ser repentino o el resultado de un proceso más largo donde parte o la totalidad de las etapas del duelo son experimentadas antes del divorcio. Estas etapas no son lineales ni ocurren de una manera ordenada. Sino que se trata de un ciclo de ida y vuelta en el que es primordial permitirse expresar los sentimientos para una sana recuperación.
La “muerte” del matrimonio genera sentimientos de tristeza y de fracaso. La decepción por la destrucción de los sueños y proyectos compartidos hace que el doliente se haga múltiples preguntas como ¿Quién ha cambiado de los dos? ¿Qué podría haber hecho para evitar este divorcio? Es usual que, a pesar de tener que adaptarse a esta nueva realidad familiar, la persona se siente bien durante los primeros días de la separación debido a que trata de mantener su rutina diaria como si nada hubiera sucedido trayendo una falsa sensación de seguridad. Sin embargo, luego de unas semanas esta sensación se transforma en soledad e inclusive falta de rendimiento laboral debido a la pérdida de concentración y a las dificultades para dormir. Se trata de una sensación de abandono que pone al doliente frente a un futuro incierto donde surge la ira hacia el cónyuge porque siente que le ha fallado en el cumplimiento de su proyecto familiar.
Luego de los seis o doce meses de la separación, la rutina familiar aún no ha encontrado un equilibrio acorde mientras que será usual que se comience a ver con cada vez menos frecuencia a los amigos que compartieron durante el matrimonio. Surgen sentimientos de pérdida y miedo que pueden convertirse, en algunas ocasiones, en depresión llevando al doliente a una profunda introspección que lo obliga a confrontar con la realidad de esta ruptura. Luego de los dos años de la separación, se experimenta una sensación de arrepentimiento aunque también la adquisición de cierta sabiduría. El doliente comenzará a colocar sus energías en nuevos proyectos y relaciones sociales que ayuden a reforzar su autoestima mientras que lentamente las rutinas del hogar toman orden al igual que la gestión del dinero. Se establece un nuevo equilibrio que permite reconocer su responsabilidad en esta ruptura amorosa y se muestran predispuestos a considerar una nueva relación amorosa.
TIPO DE DUELO |
DEFINICIÓN |
CARACTERÍSTICAS |
DUELO POR MUERTE | Respuesta natural del doliente frente a la muerte de un familiar y/o amigo. | Las características de este duelo dependerán de las circunstancias de la muerte, el tipo de relación que tenía con la persona fallecida, la personalidad e historia de vida del doliente, la contención familiar y la posibilidad ver el cuerpo antes de su despedida. |
DUELO LABORAL | Respuesta natural del doliente frente a la pérdida del empleo. | Pérdida de la confianza en sí mismo así como de sus capacidades profesionales. Conflictos familiares, estrés e incertidumbre económica. |
DUELO MIGRATORIO | Respuesta natural del doliente frente al alejamiento de su país de residencia. | Pérdida de normas culturales, costumbres religiosas y sistemas de apoyo social que conllevan la adaptación hacia una nueva cultura que redefine su identidad. |
DUELO AMOROSO | Respuesta natural del doliente frente a una ruptura amorosa. | Sentimientos de tristeza, fracaso y decepción por la destrucción de los sueños y proyectos compartidos. Miedo ante un futuro incierto e ira porque siente que no ha cumplido su proyecto familiar. |
El psicólogo J. William Worden asegura que el dolor por la pérdida consta de 4 dimensiones:
- En primer lugar, la dimensión emocional en donde el doliente atravesará sentimientos de impotencia, tristeza, culpabilidad, enojo, nostalgia, reproche, soledad, ansiedad, entumecimiento, etc.
- En segundo lugar, la dimensión física que se manifiesta a través de sensaciones en el cuerpo como, por ejemplo, falta de aliento, palpitaciones, vacío en el estómago, boca seca, dolor de cabeza, fatiga muscular, opresión en el pecho, falta de energía, hipersensibilidad a los ruidos, etc.
- En tercer lugar, se encuentra la dimensión cognitiva que se expresa a través de las alucinaciones visuales y/o auditivas, incredulidad, preocupación, falta de concentración, hiperactividad, confusión, etc.
- Por último, se encuentra la dimensión conductual reflejada en el llanto, suspiros, atesoramiento de objetos de la persona fallecida, aislamiento social, visita de lugares significativos, trastornos en el sueño y la alimentación, sueños con el ser querido fallecido, etc.
En el artículo: “Manifestaciones del proceso de duelo” tocamos más a fondo este tema.
Podemos experimentar emociones confusas y muchas veces contradictorias que, como las olas del mar, se alejan de la orilla y luego regresan a veces con más calma y otras veces con mayor intensidad hasta ir recuperando lentamente la sensación de control y previsibilidad que creíamos perdida. Sin embargo, existen algunos sentimientos que pueden perjudicar el normal desarrollo del duelo y que deben ser alertados por quien transita este camino, como: la culpa, la idealización de quien ha fallecido, el rol de víctima, la negación de la muerte, el resentimiento, la fidelidad hacia quien murió, la comparación con otros duelos, etc. Hay quienes experimentan muchos de estos sentimientos o tan solo uno de ellos, mientras que otras personas no se encuentran en absoluto identificados con ellos. En todo caso, son emociones que deben ser inmediatamente identificadas y alertadas ya que funcionan como muros que cada doliente debe superar para elaborar saludablemente esta ausencia.
No olvides que el duelo es un viaje único e individual que no tiene horarios ni fechas… Con el apoyo de tus amigos y familiares así como con el respeto y amor hacia ti mismo es posible compartir estas emociones y poco a poco aprender a sobrellevar el dolor de esta ausencia ¿La clave del duelo? Permitirnos experimentarlo en todas sus dimensiones a pesar de aquellos impulsos que quisieran alejar a este dolor abrumador de nuestra mente. Sólo así será posible crear un nuevo vínculo con la pérdida y reconstruir nuestra vida.
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Hola, buenas tardes.
¿Cómo puedo referenciar este artículo para un trabajo de titulación?